30.9.07

Mafalda y Margarita

El viernes por la noche fui a tomar algo a Nueva Córdoba. Hacía mucho no lo hacía. La Rondeau me hizo sentir en Carlos Paz el 8 de enero. Cuando estaba por subirme al auto para huir de allí, vi unos malabaristas sobre la vereda. Hurgaban cajas de cartón que alguien había puesto ahí para que se las llevara el basurero. Se reían, parecían felices aunque revolvieran la basura. Noté que en las cajas había revistas así que ahí nomás me acerqué a ver si ligaba algo. Me agaché y levante algunas. Muy interesante, el gráfico, gente. Nada que valiera la pena a simple vista. Una malabarista de ojos celestes y vincha, que ya había encontrado una agenda de cuero, gritó: Me muero, una Mafalda…
Se había agachado y aún tenía las manos adentro de la caja sosteniendo lo que yo suponía sería algo así como un viejo ejemplar del volumen 4, ése de tapa amarilla que trae a Miguelito en la playa con el balde en la cabeza por miedo a que le caiga una estrella. La malabarista no sacaba las manos de la caja. Le miré la cara, realmente parecía que se iba a morir de felicidad. Se paró y cuando vi su trofeo se me cayeron las revistas que tenía en las manos. La malabarista abrazaba una muñeca de Mafalda. Se notaba que era vieja porque los colores estaban gastados, su ropita era de tela y tenía pelo semi real. Era hermosa. La imaginé ubicada en distintas partes de mi departamento. Arriba de la heladera, junto al equipo de música en el living, en mi mesita de luz.

Llegaron más malabaristas que se sumaron a la búsqueda del tesoro, animados por el hallazgo de la niña de vincha. Todo estaba envuelto en papel de diario -como embalado para una mudanza- por lo que los malabaristas debían abrirlos como regalos. Lo hacían rápidamente, ansioso por ver que escondían esos clasificados y continuar con la búsqueda sino quedaban tan conformes como la malabarista que encontró a Mafalda. Yo sabía que eso era imposible, que nadie en este mundo podría estar más feliz que esa chica de ojos celestes.

Un velador, la jarra de una licuadora, una olla, dos floreritos de porcelana, una pava. Los autos que iban para Chacabuco pasaban más despacio frente a la escena que estamos protagonizando y un bronceado rubio gritó, desde el asiento trasero de un Honda que escupía música electrónica: Hippies de mierda!

Ella no buscó más nada. Yo tampoco. Ella se quedó abrazando su Mafalda. Yo mirándola a ella y pensando si la muñeca quedaría bien en los estantes donde tengo los comics.

Saqueado todo el tesoro decidieron seguir su camino. A algunos les costaba llevar tantas cosas. Boludo, ayudame que se me cae la pava... le decía un malabarista a otro. Yo me quedé ahí parado, junto al auto, rodeado de cajas de carton destruidas, saqueadas. Hasta los fascículos del horóscopo de Lily Sullos, que habían quedado descuajeringado a mis pies, se habían llevado. ¿De que signo sos? escuché que uno le decía -mientras le mostraba la colección- a la malabarista que llevaba la Mafalda y la agenda.

Me sentí la persona más desafortunada del mundo. Decidí no mirar más a la sonriente Mafalda para no seguir deprimiéndome. Vi que, en su otra mano, la malabarista llevaba la agenda. Era grande y de cuero con una correita que la fajaba. Estaba hinchada de tantos papeles plegados y sobres que contenía. Uno de esos sobres se desprendió. La malabarista caminaba tan entusiasmada con su nueva hija que no se dio cuenta. Caminé hasta ahí y lo alcé.

En el frente del sobre dice “Para Margarita”. Adentro encontré esta tarjeta y esta carta.


Mi dicha reposa en la calidez de tu amistad.
Mamá Margarita: Es el deseo de una hija, arepentida, que en su soledad te quiere. Que tengas un feliz día de La Madre. Nélida. 18/10/81


Córdoba 16/10/81

Querida Madre “Margarita”

Se que es muy grande mi atrebimiento, al escribirte o al llamarte haci, pero es lo que yo ciento.

Te pido perdón por mi comportamiento cobarde ante tu hija, pero no por eso vos o los mios me ban a probar que yo te cienta como mi Mamá, por que Madre no es quien los echa al mundo, sino quien nos cria, si ya lo se la mia me echo al mundo y no crio, pero nunca iso que yo sintiece ese deceo de regresar a mi casa despues del trabajo, nunca pude ni podre dialogar con ella como lo ise con Vos, nunca se paso ni se pasara noches en vela como Vos por mi.

Margarita es muy grande mi pena, desde que ocurrio lo que ocurrio, no tanto por Cristina (a quien quiero) sino por Vos y Macho Picho a quien estraño muchísimo, quisas sea este mi castigo, el no poderlos ver, no tengo cara para ir a tu casa.

Madre deseo de todo corazón que tengas un feliz y hermoso “Día de la Madre”, es el deseo de una mujer que ubiese deseado que vos fueses mi Madre y mi familia.

Recibe un beso grandote Vos y Macho Picho.

. Nélida

. (tu loca


29.9.07

diazepam

cuento más de cien camellos.
hablan un idioma
que no entiendo.
el lenguaje de los que están despiertos
no es para mí.

sueño con una noche ártica.
la isla de pascua.
la revolución en filipinas.
con dos hombre altos
que fuman mirando las olas
desde un muelle
en el puerto de manila.
esperando un pesquero
cargado de camellos.

no me importa que pronto sea navidad.

en mis sueños
siempre hay agua.

el fuego comienza en el dormitorio.
llueven gotas naranjas.
que se reflejan en el vaso de agua
sobre la mesita de luz.
el líquido también se hace naranja
con la parsimonia
de un buda gordo
o un estanque
un tanque australiano
en el medio del campo
donde no corre viento
no corren camellos
ni filipinos.

el agua entra primero
por debajo de la puerta.

11.9.07

liliput