31.1.07

viviremos hasta los 76
conoceremos bahía blanca
aprenderemos a jugar backgamon
alguien se acordará de nosotros
?

27.1.07

K


una noche del año pasado me encontré, al amanecer, sentado en las escalinatas de plaza catalunya, corazón de barcelona. a unos metros había una piba sola, mirando el cielo. parecía que se quería unir a él. aunque se notaba que luchaba por pararse, no lo lograba. yo no asimilaba la escena hasta que un amigo belga que me acompañaba me dijo, señalándola: -ketamina, es una mierda, la está pasando mal, pobre chica...

hoy, recordando los ojos de esa chica e intentando comprender por lo que estaba pasando, encontré este testimonio:


Todo comienza con una sensación de agradable calor en todo el cuerpo. Pronto siento que estoy flotando. Todo brilla en la habitación. Las sábanas parecen de seda, luego de arena, luego de agua. Luego empiezo a ver escenarios alucinantes con los ojos cerrados. En cierto momento mi brazo izquierdo se convierte en un tronco y el derecho en un inmenso árbol. Mi cuerpo se encoge. Luego ya no tengo cuerpo. Nada de lo que sucede me importa o molesta. Pienso que debe desaparecer la ciudad de Los Ángeles. Sería divertido. Después de los 45 minutos empiezo a volverme otra vez coherente, una entidad unida en algún punto del espacio. Veo borroso, pero logro levantarme al baño a hacer pipí. Siento que he regresado de un universo que no es el que dejé hace 45 minutos. A lo mejor estoy en un paralelo. Llamo a mi novia para ver si existe, porque si no tendré que consumir K de nuevo para ver si regreso de nuevo a mi universo. Ella contesta y descanso.
facha un reló, un par de sapatía
por favor don aiudeme
cuatro pila un peso
un peso.

22.1.07

camino por las calles. miro atento.
quizás te asomes por alguna ventana.
no hay caso.
córdoba ha crecido mucho.

20.1.07

dame la mano y
miremos los gansos
mientras sangramos, juntos

18.1.07

16.1.07

Nicanor

publicado en "Lecturas de Verano" de La voz del Interior.

Unos días antes de julio, Nicanor se murió. Así, sin advertencias, o al menos no con alguna que yo pudiera advertir, dejó de vivir. Una mañana me levanté, fui a la cocina y lo vi acostado frente a la heladera, como hacía siempre en invierno. Prefería ese lugar a mi cama las noches de más frío porque aprovechaba el calorcito del motor que salía de abajo. Yo quería soda fría. Le pedí a Nicanor que se moviera, sabiendo el poco caso que me haría.
- Michi, correte.
El gato ni siquiera se dignaba a dirigirme una mirada en señal de respuesta; era toda una oda a la indiferencia pero pensé que eso no era nada sorprendente en el universo de los gatos quienes, a diferencia de los perros, no prestan atención a menos que sea por algún interés personal o en este caso, felino.
- Michi correte… repetí.

Me costó abrir la heladera. No sé como, con tan sólo unos minutos despierto, intuí que el notable peso de la puerta estaba dado por la cantidad de botellas de cerveza que siempre se me acumulan en los estantes de abajo. Botellas marrones semi vacías, botellas con sus etiquetas mal arrancadas, botellas traslúcidas con cerveza sin gas que no sé para qué guardo si al final nunca tomo. Había tan sólo una caja de leche, abierta y seguramente cortada. Ni me acordaba cuando la había comprado. Luego de mirar la caja por unos segundos e intentar, en vano, recordar el desayuno en que la había estrenado, mis ojos cruzaron al otro lado de la puerta. Allí estaba el perecido Nicanor. Cerré los ojos despidiendo un largo suspiro y pensé: esto es un sueño, en unos minutos me voy a despertar en mi cama y Nicanor va a estar durmiendo a mi lado; ronroneará cuando le pase la mano por el lomo y jugaremos un rato, como todas las mañanas; ay como te quiero Nicanor.

Abrí los ojos y no estaba en mi cama; Nicanor no dormía a mi lado, Nicanor no ronroneaba. Apoyé mi frente sobre el brazo que descansaba en la puerta de la heladera abierta y volví a bajar los párpados. No tenía ganas de contemplar la escena, de ver la leche podrida, de ver el cadáver de mi gato, duro, arqueado. Pensé que Nicanor se perdía la leche cortada por muerto y hasta casi se me escapa una risa.

Comencé a pensar si tenía bolsas de residuos para sacarlo a la calle o tendría que llevarlo colgando de las patas por el ascensor como si fuera un cazador que baja de los Pirineos con una hermosa corzuela albina como trofeo. Recordé a mi abuela que siempre me decía que uno debe saber que busca en la heladera antes de abrirla porque sino se pasa demasiado tiempo con la puerta abierta lo que hace que el frío se escape y así el motor gaste más electricidad para volver a alcanzar los ocho grados en los que el abuelo regulaba el termostato previo consultarlo con el manual de instrucciones el cual aconsejaba que ésa era la temperatura ideal.
- ¿Me querés hacer el favor de cerrar la puerta de esa heladera de una buena vez? decía mi abuela Memé.

Yo seguía sin abrir los ojos, sin hacerle caso a mi abuela; intentando ordenar los eslabones de los procedimientos a seguir ante la muerte de una mascota.

Recordé la tarde en que no encontré a Colita al regresar del pre jardín. Mamá me había dicho que se había ido al cielo de los conejos donde sería mucho más feliz que en el patio de casa. Mi hermano Federico me dijo esa misma noche desde su cucheta que papá lo había pisado sin querer al entrar el Regatta al garaje y que después lo había revoleado a través de la tapia al baldío de al lado de casa.

La heladera habría perdido tres o cuatro grados cuando volví a abrir los ojos y volví a ver la leche y a Nicanor. No sé porque pensé que los dos, tarde o temprano, despedirían olor. El olor a la leche podrida ya me era un tanto familiar, el de felino muerto aún no. Intenté imaginar el olor de Nicanor en cinco, seis días. Pensé si todos los gatos en estado de putrefacción olerían igual o si tal vez habría leves diferencias dependiendo de la raza. Me costaba creer que esa espantosa gata marrón que solía aparecer por mi balcón para histeriquearle a Nicanor olería al morir igual que un siamés de ojos celestes alimentado con hígado de faisán; pero por otro lado sentía que, en cierta forma, eso sería un acto de justicia, de socialismo post mortem.

Metí la caja de leche y a Nicanor en una bolsa del Nuevocentro en la que venía la camisa espantosa que me regaló mi tía Lila para una navidad. Una camisa verde oscura de mangas cortas que sólo uso los domingos que voy a comer ñoquis caseros a su casa. Llamé el ascensor y mientras lo esperaba barajé la alternativa que quizás Nicanor no era feliz conmigo, que tal vez se había suicidado. Mientras bajaba pensé que mamá nunca me había hablado del cielo de los gatos, que tal vez Nicanor vaya al mismo que Colita, que allí se conozcan. Quizás hasta se hagan buenos amigos. Imaginé, volando por los aires rumbo al baldío, el cadáver de Colita aplastado por el Regatta.

Yo no revolearía a Nicanor.

.

12.1.07

por mi calle pasa un ómnibus
el E5
cuando no pasa
me despierta

10.1.07

el de la plaza españa
fue el mejor beso
que no se dieron

8.1.07

fuimos a La Falda.
tomamos mate con peperina
comimos alfajores.
con lo que odio los clichés.

2.1.07

la bizarra historia de mi nuevo ídolo

Mi amigo Michele no sabía lo que generaría el souvenir que me trajo del D.F. ahora simplemente no me puedo sacar la piel del Huracán. Uso la máscara cuando voy a comprar el pan, cuando viajo en omnibus, cuando bailo, cuando hago caca.

Daniel García, fue el menor de cuatro hermanos, todos luchadores ("La Pantera Roja", "Rudy García" y "El Demonio Rojo"). Practicó el deporte durante 15 años hasta que debutó como "El Buitre Blanco".


Al principio de su historia como personaje, Huracán peleó contra titanes como "Santo", "Blue Demon", "El Verdugo", "Murciélago Velázquez" y otros. En cierto momento incluso, llegaron a haber tres gladiadores que esgrimieron el título de Huracán Ramírez (Bonada, Osés y un tercero no determinado). Pero la Comisión detuvo esta irregularidad, exigiendo que debía haber UN SOLO HURACAN. Varios luchadores quisieron adueñarse del rol de Huracán, hasta que al final Daniel García obtuvo el personaje y se hizo cargo de la carrera de Huracán, tanto en la lucha como en la pantalla del cine.


Daniel se caracterizó por encubrir su identidad de Huracán hasta a sus amigos más cercanos, algo que superó al secreto de "Santo" o "Mil Máscaras". Pronto obtuvo gran popularidad e hizo giras por Japón, Estados Unidos, Cuba, Panamá, Bolivia, Colombia y Ecuador, entre otros países. Justamente Daniel se casó con una mujer de Bolivia, y pasó bastante tiempo en la nación mediterránea.


Huracán también fue protagonista del primer combate entre un luchador y un boxeador. Se dice que estando en Colombia, desafió al boxeador "El Tigre Francés", combate que se realizó en Mayo de 1963 en Bogotá y que supuestamente representó el primero de tal magnitud en toda hispanoamérica. Su carrera en el cuadrilátero se extendió por 36 años, hasta que se retiró el 5 de febrero de 1987.


Algunos meses más tarde se difundió la noticia que se estrenaría una nueva película de Huracán, con un nuevo luchador en el rol princpial ya que García estaba muy viejo. Daniel se dirigió a los productores, la familia Rodríguez, y les dijo que no buscaran a ningún otro luchador, ya que él era el único Huracán. Los Rodríguez pensaron que Huracán era un personaje como James Bond o Tarzán, sin edad, un superhéroe multigeneracional.


Para lograr el papel Daniel se desenmascaró por primera vez, revelando y desnudando su verdadera identidad al mundo. En este contexto HURACAN Y LOS TERRORISTAS fue un fracaso, tal vez por el hecho que la mística del personaje se había ido.

Hoy, nutriéndome de esta información vengo a enterarme que el Huracan murió hace dos meses (1/11/06) a los 80 años de edad. Lo enterraron junto a su máscara, pero esto no fue lo más bizarro sino que al velorio fueron algunos de sus compañeros y enemigos del cuadrilátero, también usando sus máscaras. En la foto vemos a la nieta del Huracán y a "Santo" llorando la pérdida.








Filmografía destacada


1962 MISTERIO DE HURACÁN RAMÍREZ, EL
1965 HIJO DE HURACÁN RAMÍREZ, EL

1967 VENGANZA DE HURACÁN RAMÍREZ, LA

1972 HURACÁN RAMÍREZ Y LA MONJITA NEGRA

1973 DE SANGRE CHICANA

1979 TORITO PUÑOS DE ORO

1982 TORITO DE PEPITO

1989 HURACÁN RAMÍREZ CONTRA LOS TERRORISTAS




tengo pus en los párpados
ampollas en el clítoris
la heladera vacía