26.7.09

Las gaviotas quieren conquistar el mundo. Parte 22.

Josh, can you please explain me what the hell is doing that piece of stone in your room?

a alejo y su viejo


El tema de Erasure había terminado y ahora sonaba “Domino Dancing” de Pet Shop Boys. Pet Shop Boys no me hacía acordar a Attaque, ni a ninguna otra banda. Pet Shop Boys: los chicos de la tienda de mascotas, murmuré para mi mismo. Vaya nombre para un grupo, pensé y entonces me acordé de una conversación que había tenido en un asado con un compañero de la facultad, fanático del rock inglés. Él no se consideraba un gran adepto al synth pop como yo, pero respetaba mucho a New Order y Depeche Mode, decía que Erasure estaba en la frontera y que, indiscutiblemente, Pet Shop Boys ya era música para gays. Y eso que en ese entonces no habíamos percatado lo del nombre.

- Juan…
- …
- Juan!
- qué pasa Cate?
- Te has dado cuenta, no?
- Qué cosa?
- Acaso no has mirado a tu alrededor?

La verdad era que, concentrado en la música, en mis recuerdos adolescentes, no lo había hecho. A pocos metros un pelado y un rubio teñido, agarrados de la mano, me miraban descaradamente.

- Ja…

- Así que te gustan los garitos gays…
- Me gusta la música que le gusta a los gays.

Apenas terminaba de decir eso cuando pensé que con esas palabras había sepultado definitivamente al adolescente punk que una vez había sido.

Caterina me dijo que iba al baño y me pareció una buena idea hacer lo mismo. Los únicos tres mingitorios que había estaban vacíos. Elegí el del medio. No había terminado de bajarme el cierre del jean cuando entraron al baño los pibes que me habían estado mirando. Casi coreográficamente, el pelado se puso en el mingitorio de la derecha y el rubio teñido en el de la izquierda. Siempre me costó relajar mis esfínteres con personas tan cerca, para lo cual tengo una técnica:
Me imagino sentado en el pasto, junto a una cascadita, en un arroyo de las sierras. Icho Cruz. Es un día soleado, de primavera. No hace mucho frío ni mucho calor, se está bien al sol. Se escucha el ruido del agua y alguno que otro pájaro. A lo lejos relincha una yegua y, dos segundos después, un caballo le contesta. Los Reartes. Por lo general esa imagen me abstrae y entonces en mi mente me paro, camino descalzo sobre la gramilla hasta la ollita que se forma debajo de la cascada y meto mis patas en el agua fría. Nono. En ese momento, en el instante en que introduzco mis pies en el agua, el pis comienza a fluir como si hubieran abierto de golpe la compuerta de un estanque. San Marcos Sierras.

Y así fue. Mi esfínter se relajó completamente y todos los otros músculos también, mientras disfrutaba de ese placer inexplicable que genera que el cuerpo humano se libere de sus toxinas. Generalmente, una vez abierta la compuerta, todo fluye y puedo teletransportarme de las sierras a cualquier sea el baño del mundo en el que esté, por más que haya una multitud a mi alrededor, coreando mi nombre. Entonces abrí los ojos y vi, por los dos rabillos, que las dos personas que estaban a mis costados no miraban para abajo, para donde correspondía, sino en dirección a mi mingitorio. El corte fue automático, como si en medio de la impresión del matutino más importante de Varsovia en 1939 el jefe de redacción hubiera entrado de golpe a la imprenta gritado: Paren las rotativas! Los tanques soviéticos copando todas las plazas y calles de la capital polaca.

Me cerré la bragueta, dejando varios vasos aún en mi vejiga y di media vuelta encarando hacia la salida. El rubio que estaba a mi izquierda le sonrió al otro y éste se cambió al mingitorio que yo había dejado libre. Se miraban el uno al otro a través del mini biombo que dividía los mingitorios, mientras sacudían sus manos sincronizadamente. La coreografía continuaba. De atrás, a modo de escena teatral, me reconcilié con el cuadro. No había más nadie en el baño aparte de nosotros tres. Pensé que me hubiera gustado tener mi cámara encima. Me metí a uno de los inodoros y mientras invocaba el pis que me había quedado adentro, pensé en qué estaría sucediendo en el baño de mujeres; en como harían para encararse ahí adentro, sin mingitorios. Me imaginé a Caterina sentada haciendo pis, alguien golpeaba su puerta; ella, sin subirse la bombacha, abría la puerta.

Cuando salía del baño el rubio se pajeaba mientras el pelado, lo apoyaba de atrás y le ponía algo que parecía una púa de guitarra con cocaína abajo de su nariz.

Salí del baño y enfilé hacia la barra. Sonaba WMCA. Dios mío, donde estoy? pensé. Caterina ya había vuelto del baño y estaba acodada en la barra, con otro trago en la mano. Una pelirroja le hablaba, muy cerca. Me frené antes de llegar y me quedé contemplando esta otra escena. La pelirroja sacó una etiqueta de cigarrillos y le convidó uno a Caterina. Ella aceptó sonriendo y siguieron charlando. A Caterina se la notaba entusiasmada, no parecía ni preocuparse por saber donde estaba yo. Me daba la sensación que tranquilamente me podría haber ido del boliche y que ella ni se percataría o lo que era peor, sí, pero que no le importara. Estaba claro que estaba disfrutando de la charla y que la pelirroja tenía en ella quizás tanto interés como yo. Me volvieron a dar ganas de tener la cámara encima. Caminé hacia la barra sin que me viera y al lado de ella, pedí un gin tonic. Caterina me daba la espalda, yo veía de frente a la pelirroja. Al estar cerca de ella me di cuenta que, salvo lo del pelo, era parecida a Caterina. Esto me generó una sensación extraña. Era como si estuviera hablando con una versión pelirroja de sí misma. La pelirroja se dio cuenta de mi mirada impune y le dijo algo a Caterina. Ella se dio vuelta como buscando la persona que la pelirroja le había mencionado que la miraba como un oligofrénico y pareció sorprenderse de verme ahí, como si se hubiera olvidado que habíamos entrado a ese lugar porque yo había escuchado una de mis canciones favoritas de The cure desde la calle.

- Juan, ella es Alicia. Alicia, él es Juan, un amigo.
- Guapetón, eh?
- Ya, pero puedes creer que sea argentino y no sepa bailar tango?
- Joder chaval, y así piensas conquistar a esta italiana?
- Bueno yo…

Entonces mientras estaba a punto de explicarle a la pelirroja lo de que yo era de Córdoba y que en realidad en mi ciudad el tango no era tan popular, Caterina y ella ya habían acercado nuevamente las cabezas y se reían como si hubieran sido compañeras de la secundaria que se encuentran a los seis o siete años de haber egresado y se ponen a contarse anécdotas de cuando estaban en cuarto año. De cuando las habían agarrado fumando en el baño y casi las echan, de cuando se habían peleado por el mismo chico, un morocho rebelde que un día apareció en la escuela con un corte punk y la directora lo hizo volver a su casa a que se sacara esa cosa de la cabeza.

Pensé: dios mío, estoy celoso de una pelirroja hermosa que es parecida a la chica que me gusta que a su vez está de novia con un tipo que se llama Federico-Gianluca, y que le pega. Cuanta complejidad. Entonces intenté pensar en otra cosa y decidí volver a concentrarme en la música. Al fin y al cabo había entrado ahí por una canción; bailar un poco no estaría mal, pensé. Exagerando mis movimientos, agarré mi trago y me fui para el centro de la pista. Mientras me metía en la muchedumbre miré para atrás; la pelirroja prendía un cigarrillo que colgaba de los labios de Caterina. Bailar, bailar, bailar, pensé. Me acordé de “Transmission”, de Joy Division. En una parte de la canción hay una frase que me encanta: We would have a fine time living in the night. Pensé que si la situación lo ameritaba, en algún momento de la noche se la diría a Caterina. Después, en el estribillo Ian Curtis canta: Dance, dance, dance to the radio. En el último, ya totalmente sacado, lo grita.

Joy Division; que bueno estaría escuchar y bailar algo de
Joy Division, pensé y entonces me di cuenta que ya estaba bailando. Lamentablemente no era la banda de Manchester ni nada que se le pareciera. La música ya había abandonado todo tipo de vestigio pop que en algún momento de la noche había tenido. Las guitarras parecían un viejo recuerdo, como el del cumpleaños de Carolina en que le había regalado el disco de 2 Minutos. Los sintetizadores que en un momento de la noche se habían asociado con las guitarras, gobernaban tiránicamente los parlantes. En qué momento de la noche había ocurrido semejante metamorfosis, no tenía idea. El viraje del electro-pop al trance en los boliches gays es tan gradual que se hace imperceptible. Resignado, me dije a mi mismo: y bueno, si hay que bailar, bailo. Dance, dance, dance Juan; me alentaba Ian desde su tumba en Manchester. Y mientras intentaba seguir medianamente lo que fuera que estuviera sonando pensaba: Manchester, tendría que conocer esa ciudad. No pueda ser que esté en Europa y no vaya a la cuna de donde son muchas de mis bandas favoritas: The Smiths, Stone Roses, Charlatans, Oasis y por supuesto Joy Division y New Order. Quizás pueda ir al cementerio donde está enterrado Ian; dicen que es una especie de santuario, que la gente le deja fotos, discos, cigarrillos, cartas. También leí que en el epitafio de su tumba su mujer hizo poner “Love will tear us apart”. En el mismo artículo leí que alguien se había robado la lápida. Recuerdo pensar que cosas como esas pasaban en Chacarita, no en Manchester. Después me imaginé al ladronzuelo, un adolescente post-punk con campera de cuero cargando en su mochila con la lápida, apurando su paso en la salida del cementerio.

- Josh, why are you so hurried & what do you have inside that backpack? It looks fucking heavy.
- Fuck off, Tim! I gotta get home before the guards of the cemetery realize of what I’ve done.

Y entonces Josh llegaría a su casa y sacaría la lápida de la mochila y la pondría en su cuarto, frente a su cama. Su madre entraría y diría:

- Josh, can you please explain me what the hell is doing that piece of stone in your room?
- Mom, is not a stone. It’s fucking Ian’s soul.
- And who the fuck is Ian?
- Ian Curtis, mom. The biggest legend we had ever had in this shitty city. Why don’t you read what it’s written on it?
- Love will tear us apart… Love will tear us apart? And what the fuck is that supposed to mean. Whose love it’s going to tear apart whom?
- Leave me alone mom, I want to listen some music.
- Tonight, when he arrives, you will have to talk to your father very seriously, young lad.

Entonces pensé que si quizás Caterina me veía bailar solo, y que la estaba pasando bien así, le darían ganas de bailar conmigo. O celos. Sí; celos. Los celos quizás funcionaran pero el boliche no me ayudaba para nada. Para las otras mujeres yo no era más que un elemento extra del decorado del boliche y si bien no negaba la posibilidad de tener algún tipo de encuentro homosexual en mi vida, el shock de la escena del baño me había hecho dar cuenta que todavía no estaba preparado, para nada. Levanté la mirada, quizás hubiera alguna otra mujer heterosexual, aparte de Caterina. Alguna come-hombres que por esas cosas de la vida tenía una amiga lesbiana que esa tarde le había dicho:

- Julieta, recuerda que me prometiste que esta noche me acompañarías a la disco.
- Joder, tenía esperanzas que te hubieras olvidado
- Venga, eres mi amiga o no?
- Pues sí, pero me aburro en ese sitio.
- Ya; pero bueno, quizás haya algún chavalete bisexual que no pueda contenerse ante semejantes tetas.
- Qué dices? Aquí la tetona eres tú.
- Sí, pero las mías no son tan perfectas como las tuyas. Tus tetas tienen algo especial, algo diferente. Me dejas tocarlas como la otra vez? Sólo un poquito, por arriba de la blusa.

Un trago. Necesitaba otro trago. Algo fuerte. Vodka, sí. Vodka con alguna fruta. Caminé hasta la barra. Comencé a mirar las botellas que había atrás de la barra. Había varios vodkas. Vodka con naranja, vodka con durazno, vodka con ananá, pensaba cuando sentí que me tocaban el culo. Me acordé de mis compañeros de mingitorio y me di vuelta como si el contacto hubiera sido con un cable pelado de 220 voltios. Hacía rato que no veía los hoyuelos de la sonrisa de Caterina.







2 comentarios:

jc dijo...

2 cosas:

uno: el link de Transmission no es a un video original de Joy Division sino a una escena de "Control", la recomendadísima biopic de Ian Curtis, a cargo de Anton Corbijn. para ver la versión original de ese legendario show en vivo para la tv inglesa hace click acá.

dos: por favor, entrar al link de la persona a quien va dedicado el capítulo y escuchar, al menos, la increíble versión de Ceremony. fuerza Alejo.

alejo dijo...

gracias, hermano. las lágrimas cayeron y caen pero por suerte hay muchas más como para emocionarse con este tipo de gestos. sin más palabras. de hecho las anteriores estuvieron de más... salvo la primera... y la segunda.