los del oeste podian cruzar libremente al este, siempre y cuando volvieran antes del toque de queda de las 24. a los del este se les complicaba mucho mas, claro. resulta que habia un pibe del oeste que tenia su chica en el este y la iba a visitar todos los dias, cruzando el muro antes de medianoche que llegaba a su casa, se acostaba solo en su cama y se ponia a putear a lenin, mirando el techo de su cuarto. un dia conoce a una chica muy parecida a su novia y la invita a pasear por la parte este de Berlin. se sientan a tomar unas cervezas en un bar y cuando ella se va al baño, el pibe le punguea el pasaporte, busca a su verdadera chica que lo estaba esperando y cruza nuevamente al oeste agarrado de la mano de su novia.
desde una computadora checa donde obviamente no encuentro los acentos, al menos no los que necesito, me siento a tipear unos minutos.
no llore al ver el muro de berlin. yo me imaginaba algo parecido a The Wall de Waters pero me encontre con una simple pared de poco menos de 3 metros. mas me conmovio la historia de amor.
Praga es realmente bella pero lamentablemente hay mas turistas que en la Bristol el 11 de enero. de hecho, harto de yanquis y japoneses, estoy a minutos de partir hacia Jindrichuv Hradec. pregunte en el hostel por un pueblo tipicamente checo y me recomendaron este al sur de Chequia, donde supuestamente no hay turistas, ojala.
a todo esto, no puedo dejar de pensar el bajon que se comio la que se quedo clavada en la parte este.
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