Soy yo, Juan. Estás ahí?
Toqué el timbre. Tres veces. Nada. Ya fue, voy al museo solo... dije, o pensé. Comencé a caminar, pensando que tal vez me llamaría mientras yo estaba llegando. Que nos encontraríamos en el bar del museo y que, tomando un capuchino yo y un expreso ella, me explicaría que había tenido que ir a la universidad a entregar unos papeles. Que, al llegar media borracha a su departamento anoche, después de nuestra loca noche, se había olvidado de cargar la batería de su celular. Que lo había tenido apagado todo el día; que por eso no me había podido llamar, ni contestar los mensajes.
Luego iríamos juntos, sala por sala, hasta quedarnos, como idiotas, mirando el Guernica, uno al lado del otro. Yo le haría un comentario sobre su tamaño y ella ni se inmutaría; sus ojos parecerían diques a punto de estallar. Una sola gota se desprendería y bajaría hasta su hoyuelo derecho.
El Guernica lo miré solo, pensando en ella y no en Picasso ni en el cubismo. Ni siquiera pensé en la pequeña ciudad vasca del mismo nombre del cuadro que quedaba a cinco horas en auto. Que podría alquilar uno e ir a conocerla un fin de semana.
Tampoco pensé en las terribles bombas que había descargado la fuerza aérea alemana sobre ese pequeño pueblo, ni que esa había sido su entrada en calor para la segunda guerra mundial. No pensé que ese ataque había durado poco más de tres horas, durante las cuales una poderosa flota de aviones nazis no cesó de descargar misiles de 500 kilos, además de más de tres mil proyectiles incendiarios de aluminio. No pensé en los aviones cazas que volaban rasantes sobre la población, intentando ametrallar a los civiles que se refugiaban en los campos. No me imaginé a toda Guernica ardiendo en llamas. No pensé en las más de 1500 personas que habían muerto en el bombardeo, la mayoría ancianos, mujeres y niños que no habían podido correr a refugiarse.
No pensé que se consideraba esa acción militar como la primera gran masacre de civiles de la época contemporánea; que ese ataque había dado inicio al concepto de "guerra moderna", que es cuando la acción bélica no se centra en blancos militares, sino que tiene como objetivo desmoralizar a la población civil. No pensé que el ataque de Guernica no se justificaba militarmente, pero que se había hecho para debilitar la resistencia moral y psicológica de los vascos frente a las fuerzas nacionalistas de Franco. Que Franco era amigote de Hitler, por lo que la prensa oficial afirmó que Guernica había sido incendiada por los propios republicanos en su huida, practicando una política de tierra quemada; pero que varios corresponsales extranjeros, entre ellos George Steer, del diario conservador británico The Times, tuvieron ocasión de presenciar el ataque, ser testigos de la devastación. No pensé que Guernica era un foco republicano que Franco necesitaba destruir y que justo su colega Hitler andaba buscando un lugar para probar el poderío de sus aviones, antes de lanzarse a querer conquistar el mundo, como las gaviotas.
Tampoco pensé que semejante cuadro era, indefectiblemente, la obra máxima de Picasso, ni en que en ese mismo momento la alcaldía de Madrid estaba en medio de una disputa judicial contra Euskadi porque los vascos aseguraban que el cuadro les correspondía, por la temática del mismo, porque el nombre de la obra coincide con el de la pequeña ciudad que está dentro de su provincia, porque sería perfecta para exhibirla en el Guggenheim de Bilbao; pero que la dueña del museo en el que el cuadro estaba expuesto, la reina Sofía, se negaba rotundamente al traslado, sosteniendo que semejante obra debe estar en la capital del país, aumentando así aún más la ira de los vascos que consideran que su capital es Vitoria, no Madrid.
Habré pasado veinte minutos frente al Guernica pensando en Caterina y no en todo eso, cuando entonces me replanteé si realmente valdría la pena recorrer semejante museo así, sin disfrutarlo.
Había muchos más cuadros de Picasso, Miró, algunos Dalí´s, pero yo buscaba el cartelito de salida. Una vez en la calle, volví a caminar hacia su timbre, pensando que ése sería mi último intento.
El silencio del otro lado del portero fue el mismo que el de un par de horas antes. Entonces pensé que tal vez ella sí estaba en su departamento pero que no atendía el portero porque pensaba que quien lo tocaba era su ex novio, a quien no quería volver a ver desde su última pelea en la que ella le había dicho:
- Vete Gianluca! Vete de mi vida, para siempre.
En ningún momento me había hablado de algún novio, pero podía ser que lo tuviera y si así era, seguro se llamaba Gianluca, pensé.
Recordé que la noche anterior también me había dado su teléfono fijo porque nunca llevaba el celular encima, o siempre se le quedaba sin batería.
- Apunta también el de casa porque nunca llevo el móvil encima, o se me queda sin batería.
Caterina casa, send. Sonó tres veces y esta vez si oí su voz en el contestador. Atrás de sus palabras, muy de fondo, un tema de The Cure. "In between days", creo.
- Ciao, soy Caterina, no estoy en casa o sí, pero no me apetece coger el teléfono. Déjame un mensaje, si quieres.
- Caterina, Cate. Soy yo, Juan. Estás ahí?
Me imaginé mi voz retumbando en su departamento vacío y corté. Me sentí ridículo, estúpido. Pensé en cuanto odiaba oír mi propia voz grabada; siempre me negaba a que fuera la mía, casi convencido que no era la misma que escuchaba cuando yo hablaba. Me pregunté si eso sería algo común, algo que le pasaba a todo el mundo. Más ridículo me sentí cuando me la imaginé a ella en el departamento, recostada fumando sobre su sofá, con un libro abierto apoyado sobre su pecho, sin inmutarse al escuchar mi voz salir del parlantito del contestador diciendo:
- Caterina, Cate. Soy yo, Juan. Estás ahí?
5 comentarios:
hace mucho que no te escribo... no quiere decir que no te leo... ya sabes... me gusta leerte... no sos parecido a Navarro Montoya, doy fe... no estoy celosa, ya no... si hay celos no hay onda... lección aprendida...
no!! es cierto...a mi voz alguien tambien la cambia!!! es un complot!! yo no soy ese grabado!! yo no sueno asi... tambien me pasa con los comentarios...yo no puse eso...o eso no es lo que quise decir...me parece que tengo problemas de comunikashtya...
...eso ser debe.
ce vemos hmano.
p.d. sos parecido al checho batista.
cHEGA DE SAUDADES!
Me encanto, me gusto bastante, el hecho de que en un relato supuestamente de amor salte un fragmento de guerra de la nada, te deja colgado, es bastante interesante fusionar los cuelgues, las historias y los desamores.
Cuidate Juan Cruz!! Tengo news!!!
Cuando puedas conectarte charlamos !!!
se adivina el guernica en el reina sofía,
inquietante
ex celosa: q bueno q vuelvas, y más así, sin celos.
vos xq no me viste con los guantes puestos... espero sigas volviendo.
bzt: viteh? otra cosa nos une, aparte del baño. el checho es mi tío.
bel: viste q "saudades" no tiene traducción al español. me encantan esas palabras q no se pueden traducir. ya me pasaré x esa madrugada alta.
cloe: los guardias del museo todavía me están buscando x esa foto. q bueno te inquiete, a mi ellos tb lo hicieron.
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