
sentado semi desnudo
en el borde de la cama
dios bosteza resacoso
mientras se abotona la camisa.

despierto
no puedo abrir los ojos.
otra vez / otro gracioso
ha cosido mis párpados.
llueven angelitos.
angelitos de todos los colores.
salvo blanco.
angelitos con caras de ancianos.
yo vi uno
estaba desayunando
y escuché el ruido
frente a la ventana del comedor.
era marrón oscuro
y tenía solo un ala.
- la otra se le había desprendido unos metros antes
al golpear con el cable de teléfono -
por la que sangraba
un líquido verde.
los noticieros dirían
que el hecho de que llovieran ángeles
era exótico
pero no inhóspito.
ya había ocurrido una vez
en Sri Lanka
el 17 de julio
de 1679.
los que caían sobre el asfalto
explotaban como sapos.
sobre todo los más gorditos.
caían con más fuerza.
sólo unos pocos se salvaron
los que caían en las fuentes de las plazas
o en el Suquía.
el agua los amortiguaba
pero por el impacto del golpe
y sus plumas mojadas
no podían salir volando.
la corriente los llevó
flotando río abajo.
junto con los ángeles
-como cuando cae granizo-
también caía lluvia.
mucha lluvia
que arrastraba los cadáveres de los angelitos
todos enchastrados en sangre verde
por la Chacabuco y después la Maipú
hasta llegar al río
donde se encontraban
con los vivos.
los angelitos mas cabezones
quedaban enganchados
en las bocas de tormenta
en los desagües
y ahí se iban acumulando
mientras las familias miraban el espectáculo
desde los balcones de sus edificios.
todos intentaban verlos caer
pero bajaban muy rápido
- a más de 200 km/h
dirían los noticieros -
la vista no alcanzaba a captarlos.
sólo el oído
con el tuc seco
al caer sobre el pavimento
sobre las veredas.
las madres regañaban a sus hijos
que salían al patio a disfrutar del show
- entrá a la casa, mocoso.
ninguna mamá quiere
que la cabeza de su hijo explote
al chocar con la de un ángel.
cientos flotaban en el Suqía
algunos miraban el cielo
haciendo la planchita.
otros mirando el fondo.
al llegar a Mar Chiquita
los vivos
rezaron hasta que anocheció
y luego a oscuras
enterraron a los muertos
en las costas de la laguna.
a algunos de los que flotaban boca abajo
le habían comido los ojos
los pejerreyes.
Querido Chiquito:
desde esto te envío unas letras
para hacerte saber
que llegué bien
y muy cansada.
bastante rápido
y ya en Pinamar
gozando de la belleza del mar.
Los precios
una barbaridad…
el Fiat se portó muy bien
pero se me rompió el espejo delantero
y el ventilete
y también se me quemó una luz
Para colmo llegué de noche
(cosas que pasan ¡no!)
Moyanoto
- No chabón, el mayorista es de San Luis; las fotos son de todos lados. Tengo postales re viejas también; si las llevás con las fotos te hago precio. ¿Las querés ver?
- ¿Pero está sacada así apropósito la foto?
- ¿Cómo a propósito?
- Sí, mirá. El coya se ve bien, pero las personas de los costados tienen la cabeza cortada…
- Las vas a llevar o no? No tengo todo el día…
- A 3 peso las foto vieja, a 3 peso… vitoreaba, el domingo, un flaco de barba que usaba una camisa escocesa azul muy vieja que en otros tiempos supongo quiso emular a la de Slash en el videoclip de November Rain.
- ¿No me hacés 5 por 10, facha? le pregunté sonriendo cómplicemente… Automáticamente pensé: ¿Por qué dije “facha”? Yo nunca digo “facha”, por qué lo estoy haciendo ahora? ¿Realmente estoy intentando conseguir un descuento utilizando la palabra “facha”?
- No te abusé chabón; 4 sí, 5 no. ¿Adonde más vai a conseguí esas foto… me dijo mientras señalaba las cinco que yo ya había preseleccionado y sostenía en mi mano izquierda. ¿Cómo negociar contra el mono del monopolio, contra el poder absoluto? pensé.
Mientras le daba el billete y me despedía de una pareja del 46 pescando en un arroyito de Merlo, le pregunté.
- ¿Cómo las vas recolectando?
- Las compramos en cajas a un mayorista, las traen de San Luis...
Don Verá
sostiene orgulloso
la ristra de chorizos.
Cuando todos ya los tengan en su boca
-y estén saboreando el sabor a cerdo
masticando pedacitos blancos y gomosos de grasa
sintiendo como fluye el juguito sobre su lengua
entre los dientes-
contará que son caseros
que los hizo él con el Pablo
en el galpón del fondo.
tiene su brazo acalambrado
del esfuerzo que implica
ser congelado
en el momento
más glorioso.
Llegaron más malabaristas que se sumaron a la búsqueda del tesoro, animados por el hallazgo de la niña de vincha. Todo estaba envuelto en papel de diario -como embalado para una mudanza- por lo que los malabaristas debían abrirlos como regalos. Lo hacían rápidamente, ansioso por ver que escondían esos clasificados y continuar con la búsqueda sino quedaban tan conformes como la malabarista que encontró a Mafalda. Yo sabía que eso era imposible, que nadie en este mundo podría estar más feliz que esa chica de ojos celestes.
Un velador, la jarra de una licuadora, una olla, dos floreritos de porcelana, una pava. Los autos que iban para Chacabuco pasaban más despacio frente a la escena que estamos protagonizando y un bronceado rubio gritó, desde el asiento trasero de un Honda que escupía música electrónica: Hippies de mierda!
Ella no buscó más nada. Yo tampoco. Ella se quedó abrazando su Mafalda. Yo mirándola a ella y pensando si la muñeca quedaría bien en los estantes donde tengo los comics.
Saqueado todo el tesoro decidieron seguir su camino. A algunos les costaba llevar tantas cosas. Boludo, ayudame que se me cae la pava... le decía un malabarista a otro. Yo me quedé ahí parado, junto al auto, rodeado de cajas de carton destruidas, saqueadas. Hasta los fascículos del horóscopo de Lily Sullos, que habían quedado descuajeringado a mis pies, se habían llevado. ¿De que signo sos? escuché que uno le decía -mientras le mostraba la colección- a la malabarista que llevaba la Mafalda y la agenda.
Me sentí la persona más desafortunada del mundo. Decidí no mirar más a la sonriente Mafalda para no seguir deprimiéndome. Vi que, en su otra mano, la malabarista llevaba la agenda. Era grande y de cuero con una correita que la fajaba. Estaba hinchada de tantos papeles plegados y sobres que contenía. Uno de esos sobres se desprendió. La malabarista caminaba tan entusiasmada con su nueva hija que no se dio cuenta. Caminé hasta ahí y lo alcé.
En el frente del sobre dice “Para Margarita”. Adentro encontré esta tarjeta y esta carta.
Córdoba 16/10/81
Querida Madre “Margarita”
Te pido perdón por mi comportamiento cobarde ante tu hija, pero no por eso vos o los mios me ban a probar que yo te cienta como mi Mamá, por que Madre no es quien los echa al mundo, sino quien nos cria, si ya lo se la mia me echo al mundo y no crio, pero nunca iso que yo sintiece ese deceo de regresar a mi casa despues del trabajo, nunca pude ni podre dialogar con ella como lo ise con Vos, nunca se paso ni se pasara noches en vela como Vos por mi.
Margarita es muy grande mi pena, desde que ocurrio lo que ocurrio, no tanto por Cristina (a quien quiero) sino por Vos y Macho Picho a quien estraño muchísimo, quisas sea este mi castigo, el no poderlos ver, no tengo cara para ir a tu casa.
Madre deseo de todo corazón que tengas un feliz y hermoso “Día de la Madre”, es el deseo de una mujer que ubiese deseado que vos fueses mi Madre y mi familia.
Recibe un beso grandote Vos y Macho Picho.
. Nélida
. (tu loca
-¿Coreografía o el arma?-
¿Qué pasa
si en medio de una exhibición
ven que se produce un delito?
"Dejamos la coreografía
y agarramos el arma",
responden casi al unísono.
Los bicipolicías acróbatas
son la cuarta escuadra de exhibición
de la Policía de Córdoba.
Se sumó a la caballería,
la brigada de motociclistas Puma
y la de canes.
-La mirada de los vecinos-
La actividad de la escuadra de exhibición de los bicipolicías
no pasa inadvertida
en el barrio.
Las opiniones de los vecinos
son de todos los colores,
aunque lo que no se discute
es el atractivo que representan
las piruetas para los chicos
de la zona.
Uno de los vecinos,
Ariel Romero,
no muy convencido
por las acrobacias,
mientras los ve practicar dice:
“la Policía debe cuidar a la gente
y no andar jugando.
En sus tiempos libres
deberían capacitarse
para agarrar a los choros”.
La verdad es q me cuesta aceptar q ya han pasado más de 3 años q no recorro las calles de Osaka. en un ataque de nostalgia me puse a editar algún material q encontré de aquel año feliz y aqui el viaje en metro de Kyobashi a Hirakatashi. si prestan atención veran como timo a la máquina de tickets comprando uno de kodomo (niño). soy un loco yo...
hace un tiempo hice este videito desde Madrid, cursi si los hay, pero la canción de Trembling Blue Stars que lo musicaliza justifica todo. Recomiendo esta banda q con su indie pop no sorprende pero tiene algo de opiaceo.