latidos

a una miga

Una noche para estar confundidos.
Una noche para acelerar la verdad.
Habíamos hecho una promesa:
Cuatro manos y después adiós.

Los dos bajo influencias,
tuvimos inspiración divina
para saber que decir:
La mente es una gilette.

Una noche de magia efímera.
El comienzo: un simple roce.
Una noche para empujar y gritar.
Y después, ser libres.

Diez días de canciones perfectas
rojas y azules.
Habíamos hecho una promesa.
Estábamos enamorados.

Pedir un hombro de arriba
para apoyarse.
No sería suficientemente bueno.
Para mí, no.

Pedir un hombro de arriba
para apoyarse.
No sería suficientemente bueno.
Para mí, no.

Y vos,
vos conocías la mano del diablo.
Y vos,
nos mantuviste despiertos con dientes de lobo,
compartiendo distintos latidos
en una noche.

Pedir un hombro de arriba
para apoyarse.
No sería suficientemente bueno.
Para mí, no.



Bueno, con esto se cierra la trilogía sueca de The Knife. Lo prometo. Al igual que “Pass this on”, lo que me cautivó de esta canción no fue la letra. Y a diferencia de “Pass this on”, tampoco fue el video; sino que me pasó algo parecido a lo que me generó "Hurt". Así como en esa canción de Nine Inch Nails me dio vuelta la cabeza el hecho que fuera reversionada por el padre del country; con "Heartbeats" también quedé estupefacto (se usa esta palabra estupefacto? Creo que es la primera vez que la escribo, yeah!). A pesar que ya conocía la versión original, cuando escuché ésta otra no la reconocí, aunque logicamente la melodía me sonaba de algún lado.

Y entonces me puse a investigar y doy con que quien la hace se llama José González y es, oh vaya coincidencia, también sueco. Ah?! Con ese nombre? Sí, con ese nombre. Pasa que si bien el muchacho nació en Gotenburgo no es sueco-sueco (basta verlo a 369 metros) sino que sus papis eran de Mendoza y se fueron para allá en 1976, escapando de la invasión extraterrestre que azotaba nuestro país. Ah?! Más allá de mi claro fetiche con Suecia, me pareció super interesante imaginarme que un morochito de rulos que se pasó toda su infancia escuchando las canciones de Silvio Rodriguez que sonaban en el living de su casa, mientras afuera nevaban osos polares, se sentara con su guitarrita acústica a versionar una canción compuesta para que la gente se mueva roboticamente en las pistas de baile. El año pasado tuve la suerte de verlo en vivo en un festival de Salzburgo. Abrió con esa canción y cerró con "Love will tear us apart". En otro escenario estaba tocando Travis; no me importó.
Ah, en un momento parece que don Sony también escuchó la canción y se le ocurrió hacer la publicidad de las pelotitas que va intercalada con el video y que está bastante bien considerando que es eso: una publicidad.

Y arriba, el video de los dos hermanitos interpretando en vivo la canción. Acá el video original, donde no pasa mucho más que una imagen lupeada de unos chaboncitos andando en patinetas y que también me gusta por ser lo más diferente que me podría imaginar al de "Pass this on".
Definitivamente me pasa algo raro con la música de The Knife. Es como que lograran con la monotonía y la previsibilidad, dos cualidades supuestamente negativas en la música (y el arte en general), algo bellamente adictivo. O como cuando leo un buen cuento que empieza con el final: no me importa que me lo haya cagado; el placer está en otro lado, no tiene nada que ver con eso. La canción empieza y a los segundos uno ya empieza a menearse indefectiblemente. Cuando aparece la voz, ya definitivamente no sabés qué mierda pensar. Suena como una niña que intenta ser anciana o una anciana que intenta ser niña que te cuenta que está de pie frente a una montaña, mirando caer la nieve, pasar las estaciones, esperando a nadie. No le hacen falta amigos.

.